Lo que no ocurra en México… pues casi que no tiene entidad ni peso específico para poder escalar la ribera de lo imposible. Si algo es inalcanzable… allí puede ocurrir. Cuna de dioses y descanso de la Madre Tierra, reposo de guerreros y guías del espíritu, sólo allí podía quedar paralizada la fuerza del agua, impertérrita y petrificada para el resto de los tiempos.
Se llama Hierve el Agua y está en Oaxaca. Dicen que fueron los propios zapotecas quienes se beneficiaron de las bonanzas de sus jugos, que eran tales que el pueblo precolombino declaró el lugar como sitio sagrado y morada de los dioses.
El curioso viajero puede hacer un descanso para disfrutar los placeres de los zapotecas y para ello debe dirigirse hacia San Isidro de Roaguía, muy cerquita de los yacimientos arqueológicos de Mitla y a unos 50 kilómetros de Oaxaca. Nosotros mismos nos quedaremos de piedra ante el espectáculo natural que ofrece, voluminosa e inmensa, la cascada petrificada.